En el post de hoy, vamos a hablar sobre los diferentes patrones angulares a nivel de rodilla. En este caso, de la mano de Elena Antón, CEO de Método Piecito, podóloga y psicóloga, nos centraremos en el análisis de estos patrones en edades tempranas.

Según la experiencia de Elena, que ha tratado a muchos niños con este tipo de patologías, es un aspecto importante que los padres y madres deben tener en cuenta en los primero años de crecimiento de los más pequeños.

Las alineaciones óseas y las fuerzas, externas e internas, que se ejercen sobre estas estructuras, influyen en la funcionalidad, alteraciones y posibles dolencias del aparato locomotor.

Hoy nos centraremos en definir los diferentes tipos de patrones angulares de rodilla, junto a algunas recomendaciones básicas.

 – GENU VALGO (RODILLAS EN X)

Si vemos al niño de frente, podremos apreciar un acercamiento de las rodillas, junto a alejamiento de los tobillos, por ello, decimos que está en forma de X. Estos casos comienzan a partir de los 3-4 años y desaparece entre los 7-8 años. Mientras que la distancia entre tobillos no sea mayor de 8cm, podemos entenderlo como algo normal o fisiológico.

 – GENU VARO (PIERNAS ARQUEADAS)

En el caso contrario al anterior, cuando las rodillas se distancien entre sí, mientras que los tobillos se toquen, estaremos ante este tipo de alteración. A nivel visual se puede observar un leve arco en las piernas hacia afuera. Hasta los 2 años podremos decir que es algo normal, siempre que no supere los 2 cms.

– GENU RECURVATUM (RODILLAS HACIA ATRÁS)

En este caso, la visión del niño será lateral. Entendemos por Genu Recurvatum como la hiperextensión de la rodilla más allá de 180º o posición cero de referencia. Este tipo de patrón puede ser congénito o adquirido.

– GENU FLEXUM (RODILLAS EN FLEXIÓN)

Esta deformidad en la rodilla, se basa en la incapacidad de la articulación para realizar una extensión completa. Al igual que Recurvatum, puede ser de origen congénito o adquirido.

Según el desarrollo del niño, como hemos dicho anteriormente, algunos patrones pueden ser fisiológicos o patológicos. En función del tipo de deformidad, podemos clasificarlos como algo leve, moderado o grave. Como solución a estos parámetros, los tratamientos pueden oscilar desde ejercicios activos hasta tratamientos quirúrgicos.

Una detección temprana de este tipo de deformidades va a facilitar la resolución, así como la posibilidad de uso de tratamientos menos invasivos para el desarrollo natural del niño.

Eso sí, como siempre decimos, hay muchísimas posibilidades y cada niño es diferente. Por ello, recomendamos la valoración y atención de estos casos por parte de un profesional.