El cuerpo está formado por varias partes importantes cuyo cuidado repercute en la salud general, una de ellas es los pies. Una correcta atención e hidratación puede evitar muchos problemas. Del mismo modo es imprescindible mantener una buena higiene, la piel lo agradecerá.

Los pies son los encargados de restaurar nuestro equilibrio corporal y psíquico. Su capacidad de adaptación al terreno, a sus condiciones e irregularidades, pone en marcha recursos físicos y psíquicos que estimulan todo el cuerpo. Levantarse y andar, levantar la moral, el ánimo, el tono, es el arte de recuperar el equilibrio. Y todo comienza desde el apoyo de nuestros pies.

Reflexoterapia. Masajeando los pies o manipulando los puntos dolorosos se consiguen estímulos reflejos importantes para el equilibrio corporal, como lo viene demostrando la reflexoterapia podal.

Un terapeuta especializado puede realizar tratamientos específicos, pero tú mismo, solo con presionar los puntos dolorosos del pie, puedes estimular diferentes órganos y sistemas corporales. Se ha demostrado la eficacia de esta práctica para aliviar dolores de cabeza, dolor premenstrual o ansiedad.

Camina descalzo. Caminar descalza te permite sentir la hierba, el agua del río o del mar, la baldosa o la madera bajo los pies. De esta manera puedes tomar conciencia de tu conexión con la tierra y permitir al cuerpo descargarse de electricidad y recuperar su equilibrio.

Andar sin nada en los pies un rato antes de irte a dormir, si puede ser en contacto con la tierra. Te descarga de radiaciones acumuladas en el organismo durante el día. Esto te ayuda sobre todo a regular y mejorar los procesos inflamatorios.

Para disfrutar de un buen equilibrio físico hace falta un buen apoyo de los pies, o algo que nos conecte con el suelo; una buena vista o un buen funcionamiento del oído.

Higiene. Exfoliarse los pies, secárselos bien, no andar descalzos en espacios públicos, usar tejidos naturales como calcetines y medias, cuidar la pedicura…. Todo ello son factores esenciales para tener unos pies sanos. La aparición de grietas y heridas son síntomas claros de que algo no marcha bien.  Y por tanto la hidratación es clave para evitar los hongos y la aplicación de las cremas un hábito importante para detectar a tiempo cualquier anomalía que pueda surgir en los pies.

Ejercicios: Estirar y recoger los pies, mover los dedos y girar los tobillos son ejercicios básicos que ayudan a mantener los músculos, tendones y articulaciones activos.

Mala pisada. La gran mayoría de las lesiones relacionadas con una mala pisada se originan durante la infancia. Pero no por ello debemos descartar su solución cuando seamos adultos.

Las patologías que más se repiten durante los primeros años de vida son: los pies planos, pies valgos, enfermedades relacionadas con un mal apoyo del talón o andar de puntillas, deformidades de los dedos, etc. Por todo ello, el estudio de la pisada es crucial para poder detectar estar imperfecciones durante la infancia. Detectarlos a tiempo será muy importante para poder atajar sus síntomas durante una edad temprana, o durante la edad más avanzada.

Y hasta aquí el post de hoy. Recuerda que las recomendaciones que hacemos desde Método Piecito son para ayudar al bienestar de todos los que formamos esta familia y para que así logres mejorar en la salud física y mental.

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